viernes, 1 de febrero de 2013

Soy una trendsetter... ¿MANDE?

Hay frases comodín que todos hemos dicho y están repetidas hasta la saciedad.
La de "No somos nadie" en un velatorio, la de "el rey es muy campechano" (único piropo que se le ha echado al hombre), la de "qué niño más espabilado" cuando el niño es feo como un pie y "Zara ha hecho la moda accesible".
Se podría escribir un post sobre cada una de estas frases remanidas (todo se andará), pero nos vamos a centrar para este en la última.

Y es cierto, Zara ha hecho mucho por nosotras, y por ellos (aunque no lo sepan). Porque con Zara llegó la accesibilidad de la moda, y con la accesibilidad de la moda el interés por la moda. Sólo hay que ver vídeos y fotos de los 80 para saber que el interés es reciente, y quien no haya tenido un chándal de tactel multicolor no ha tenido infancia (mi cuñada los llama muy acertadamente "chándal fru fru" porque es el ruido que hacían las piernas al rozar).


Ahora que todos podemos ir a la moda, que vivimos en una sociedad globalizada y que somos tontos de remate, la moda vive un momento paradójico: Cuanto más accesible (al bolsillo) más inaccesible (lingüisticamente)

Como ejemplo pongo una situación que viví hace unos días en mis carnes. Le intentábamos explicar a nuestra amiga Mabel lo que eran unas botas biker, y la solución a nuestro problema de entendimiento llegó al ver la foto de una bota "biker" (si, por whatsapp, que estamos muy lejos).
El problema era que ella no tenía botas biker como el resto del grupo, sino "botas moteras". Y además de botas moteras tenía toda la razón del mundo cuando decía: "Pues yo no tengo bikers, y ya está, yo moteras de toda la vida".

Esto de la moda es toda una ciencia. Hay palabras en inglés para todas las prendas, que ya tenían nombre español antes de que acuñáramos los términos guiris como borregos. Y no vamos a hablar de maquillaje, porque si empezamos con el concealer, el eyeliner, el blush, el primer y el smoky... apaga y vámonos.
Soy filóloga inglesa, me encanta la lengua inglesa, la cultura y el pescado con papas fritas, pero si ya tenemos una palabra en nuestro idioma no le veo sentido a acuñar otra.

Me impresionó profundamente hace ya varios años el LBD, que de verdad os digo que pensé que era una droga de diseño antes de saber que era un Little Black Dress, que es lo mismo que un PRB (Petite Robe Noir) si te va más lo francés. En español podríamos llamarlo VNC, Vestido Negro Comun (vale, suena menos fino, pero se entiende mucho mejor, ¿no?).


Corres el riesgo de parecer una cateta si vas a una tienda y pones cara de póker cuando oyes a la vendedora: "Con este blazer yo pondría un clutch y unos peeptoe en nude. Y te queda un party outfit super trendy".
Me encantaría tener poca vergüenza para poder contestar a eso: "¿Si? Yo mejor que un clutch pondría un preker en color wasten, y de zapato un sfoomy en tonos towder". Al menos mientras comprueba si me lo he inventado o no tiene que sonreir y tirar de diplomacia.
¿No suena esto mucho más poético?: "Pues mira, a esta chaqueta le pegaría un bolsico duro y unos taconcitos de los que enseña mejilloncillo en color rosita palo tirando a crudito. Vas niquelá pa una fiesta".
"Ah, vale, pues me lo llevo todo. Por cierto, señora, es usted muy campechana".

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